Fuerza
¿De dónde proviene la fuerza del ser humano? Es una pregunta que nos hemos hechos siempre en algún momento de nuestra vida, pero que nadie puede contestarla a ciencia cierta.
Algunos creen que viene de aquellos seres queridos que han dejado este mundo pero que estén donde estén velan por nosotros, otros creen que el ser humano tiene una capacidad de adaptación muy grande, y que gracias a ella es capaz de soportar las situaciones más difíciles y superarlas, yo no te voy a contestar porque sinceramente no lo sé, simplemente te voy a contar una vivencia que tuve hace tiempo, y por la cual aprendí que provenga de donde provenga, esa fuerza reside en todos nosotros y se manifiesta de sobremanera cuando más la necesitamos.
Vivía yo por aquel entonces en un pequeño apartamento en la calle Prime Suite, era un joven apuesto con ganas de comerme el mundo, lleno de sueños y con ganas de trabajar, no podía quejarme de mi vida, había conseguido independizarme, vivir de mi trabajo y gozaba de los mejores amigos que uno pueda desear, vivía el día a día, por las tardes salía con mis amigos y por las mañanas trabajaba como arquitecto para una multinacional, la vida me iba bien, tenía todo lo que un joven podía desear.
Pero un día las cosas se torcieron, nadie esperaba lo que estaba a punto de suceder, una llamada de teléfono cambio mi vida por completo, estaba yo como de costumbre en la oficina sumido en mis proyectos, aquel día estaba especialmente agobiado, lo recuerdo con claridad, de pronto el teléfono comenzó a sonar, al principio no hice caso y seguí sumido en mis pensamientos, pero al ver que persistían descolgué el aparato.
-¿Si?
-¿Puedo hablar con el señor Armstrong?
-Soy yo, ¿en qué puedo ayudarle?
-Le llamo del hospital residencial, un amigo suyo acaba de tener un accidente, en su ficha personal le ponía a usted como persona principal para llamarlo en caso de emergencia.
-Pero………..-no podía creer lo que estaba escuchando, sabia de quien se trataba no podía ser otro más que Jonás, mi mejor amigo, mi máximo apoyo.
-Se trata de Jonás ¿verdad?
-Si, el señor Jonás ha sufrido un accidente de coche y se encuentra hospitalizado en este momento, le ruego que se pase por el hospital a la mayor brevedad posible.
-¿Pero qué ha pasado?
-Lo siento señor pero yo no dispongo de más información.
-En media hora estaré allí.
-De acuerdo señor, buenos días-el teléfono se desconecto y un intermitente pitido dio paso a la voz de la mujer que había estado hablando conmigo, me quede hipnotizado, absorto, no sabía qué hacer o que decir.
Recuerdo claramente que todo me daba vueltas, salí como pude de la oficina y cogí un taxi hasta el hospital, entre desesperado como alma que lleva el diablo, le pregunte a una recepcionista que me cogió los datos y me informo de que Jonás se encontraba en la planta catorce, unidad de cuidados intensivos, tome el ascensor y busque por las habitaciones hasta que lo vi.
Allí estaba, sedado, todo lleno de magulladuras y cortes, a pesar de que ya estaba vendado y con un pijama nuevo se le veía realmente mal, el mundo se me vino encima, recuerdo que me senté en un sillón de terciopelo negro que había al lado de su cama y me eche a llorar desconsoladamente, le cogí de la mano y trate de hablarle, pero él estaba muy lejos de allí.
Los días venideros los recuerdo como borrones en mi memoria, no sabía que hacia la mayor parte del tiempo, pero de algún sitio sacaba fuerzas para poder seguir con mi vida adelante y sobrellevar como mejor podía el accidente de Jonás, no me explicaba de donde provenía esa fuerza, recuerdo que por las noches cuando llegaba a casa me hundía en la mayor de las angustias, pero pasado el momento una fuerza grandísima y cálida manaba de mí y me obligaba a seguir adelante, a ser optimista y afrontar la situación como mejor sabia, por eso os he dicho al principio del relato que no sé de donde proviene esa fuerza, pero que está ahí, vigente en todos los seres humanos y que sale cuando más la necesitamos, creer en ella es nuestro mayor virtud y creedme a mi cuando os digo que en ella encontrareis refugio y aliento cuando más lo necesitéis.
Quiero dedicar este relato a un amigo que esta pasando por una etapa dificil de su vida, espero que la fuerza de la que habla el relato se manifieste en ti con mayor fuerza que nunca.
1 comentario:
Muchisimas gracias por tu comentario, por supuesto que me interesa participar en cincolinks, ahoramismo gestiono la entrada.
Un saludo!!
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