sábado, 24 de julio de 2010

Curiosidades

Están locos, son unos egocéntricos, malditos engendros del demonio, se creen que van a curar el mundo. El mundo lo que necesita es más gente buena, que parece ser que en los tiempos que corren no abundan.
Hay más ladrones que policías, carteras llenas y bolsillos vacios, ¿que está pasando? Hace tiempo, cuando yo vivía aquí todo era muy distinto, la gente tenía los animales y cultivos justos para alimentar a sus familias, ahora almacenan riquezas como si les fuese la vida en ello. ¡JA! Como si todos no fuésemos al mismo sitio una vez concluida nuestra vida, ¡que desastre! Dirán algunos, la gente ha enloquecido, va de un lado a otro sin descansar, apenas se conceden dos o tres semanas al año para relajarse y algunos ni eso, y lo que más me extraña es que esta situación parece ir más deprisa con el tiempo, no se dan cuenta de lo que pasa.
Que extraños son estos humanos, curiosos sí, pero muy extraños, también me he percatado que apenas hacen caso de una de sus herramientas más poderosas, sus sentimientos.
Un día le pregunte al maestro.
-¿Maestro cómo es posible que los humanos carguen con la lacra de sus sentimientos?
El maestro me respondió.
-Como bien dices, es su mayor lacra, pero llegado el momento los puede llegar a hacer temibles, pon en peligro a un hijo y veras a su madre salvarlo. Pon en peligro a una mujer y veras a su amado salvarla, sin esos sentimientos los humanos estarían privados de uno de sus mayores dones.
-Comprendo maestro, lo que puede parecer una carga al final es una de sus mayores virtudes.
-Aunque no lo llegues a comprendes así es.-Me dijo el maestro sonriendo y mirando el firmamento.
En definitiva cuanto más los observo más me fascinan, creo que me quedare una temporada más aquí arriba aprendiendo de ellos.

Robin-Centinela del firmamento.

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