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Cuando nos encontramos con una puerta siempre queremos saber que hay al otro lado, está en la naturaleza humana el querer saber que hay o a donde nos llevara esa puerta, no podemos evitarlo y siempre tratamos de abrirla.
Es cierto que hay puertas que es mejor no abrir, dejarlas cerradas y alejarnos de ellas lo máximo posible, pero generalmente no nos damos cuenta hasta que nos encontramos al otro lado del umbral y ya es demasiado tarde. Todos cometemos errores, está en nuestra naturaleza hacerlo, pero eso no es motivo para aislarse del resto de personas, no podemos encerrarnos en una habitación y consumirnos.
Las puertas que decidimos abrir son las que determinan nuestro camino en la vida, seamos valientes, mezquinos, cobardes, sensibles, desgraciados, absurdos, nuestros actos definen nuestra vida, nuestras vivencias y nuestro viaje.
No se puede ir a ninguna parte sin abrir antes una puerta.
Miguel González Quirós
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