Esperanza
Dicen que todos los seres humanos albergamos en nuestro interior una pequeña esfera de cristal soplado, en cuyo interior hay una luz tan pura y tan blanca que la del sol parecería carbón a su lado, esa luz contiene todas las emociones y sentimientos que mantiene al ser humano con esperanza, con sueños, con vida.
Hoy mi esfera se hecho mil pedazos, y la luz que albergaba se ha disipado.
La compañera de mi vida ha dejado este mundo, lo ha dejado para siempre y yo no puedo más que llorar su perdida, siento como las lagrimas brotan de mis ojos y resbalan por mis mejillas que están frías como el mármol, a lo lejos veo la tumba en cuya inscripción se puede leer su nombre y una pequeña dedicatoria “siempre estarás con nosotros”.
La luz del sol no calienta mi cuerpo, me siento en un parque solitario, veo como la gente pasa de un lado hacia otro viviendo sus vidas, pero yo no me siento parte de este mundo, cualquier halito de vida ha abandonado mi cuerpo, y por más que me esfuerzo en encontrar una manera de vivir no la hayo. Soy un cuerpo sin alma, un fantasma de este mundo, ya no pertenezco a él.
He tenido la suerte de encontrar al ser humano más noble que ha pisado la faz de la tierra, así que me encuentro en condiciones de dar una opinión sobre el amor, por desgracia ya es tarde para mí, pero si tenéis alguien a quien amar, proteger ese amor por encima de cualquier cosa, respetarlo y quererlo, pues si lo perdéis perderéis la capacidad de amar.
El cuerpo estaba frio e inerte aun no se habían secado las lagrimas de sus mejillas, yacía junto a una tumba blanca, en sus brazos tenía una nota fuertemente agarrada en la que rezaba.
“Espero encontrarte estés donde estés”
Por: Miguel
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