viernes, 24 de julio de 2009

Relato

Amistad

Mi teléfono móvil sonó a las cuatro de la mañana sacándome de un placentero sueño.

-¿Si? ¿Quién es?

-¿Podemos quedar? Soy Thomas.

-Thomas, ¿Qué ocurre?

El silencio se hizo al otro lado del teléfono.

-Thomas que ocurre, ¡habla!

-¿Podemos quedar?

-¿Cuando? ¿Ahora?

-Si.

Su voz sonaba triste y apagada-si por supuesto, dime donde estas.

-Estoy en la avenida de Remington steel.

-¿Qué haces allí a estas horas? ¿Dime que ha pasado?

-Ven por favor.

El teléfono se desconecto, me vestí todo lo rápido que pude, cogí el teléfono por si volvía a recibir una llamada y las llaves del coche, la llamada de Thomas me había puesto bastante nervioso.

Conduje todo lo rápido que pude, me estaba saltando las leyes de circulación pero eso poco me importaba, el tono de voz de Thomas era bastante preocupante.

Al cabo de quince minutos llegue a la avenida donde se encontraba la plaza, aparque el coche en un callejón y corrí como alma que lleva el diablo hacia allí, todo estaba desierto, cosa normal tratándose de la hora que era. Allí, en un banco, se encontraba Thomas con las manos sujetándose la cabeza, creo que no se percato de mi hasta que llegue hasta que llegue a su lado, cuando llegue a la altura del banco levanto la cabeza y me miro a los ojos directamente, aunque no dijo ni una palabra estaba seguro de que necesitaba ayuda, esa es una de las cualidades de un amigo de verdad, somos capaces de ver los sentimientos con mucha más claridad.

-¿Qué ha ocurrido?-fue lo primero que dije al verlo.

Me senté a su lado y le di un empujón amistoso, trate de parecer sensato y tranquilo, pero lo cierto es que por dentro estaba tan nervioso y alterado que no me hubiese extrañado explotar en cualquier momento, pero por el bien de Thomas trate de mantener la calma.

-Se trata del pequeño James.

James……….James era mi ahijado y el hijo de Thomas, el niño mas encantador que os pudieseis imaginar, tenía un precioso pelo rubio y unos enormes ojos azules, además con su personalidad te robaba el corazón a los pocos minutos de conocerlo, jamás he conocido a un niño tan zalamero y simpático como él.

-¿Qué ha pasado con James?-conseguí balbucear tras varios minutos.

-Hace días que sufre mareos, y hoy el médico nos ha dado los resultados de unas pruebas que le sacamos hace unos días.-Thomas se echo a llorar desconsoladamente.

Mis lágrimas comenzaron a brotar sin control alguno.

-¡Pero dime!

-El niño tiene un tumor en la columna vertebral, lo van a operar el jueves de urgencia, si lo consiguen extirpar el médico ha dicho que no tendrá secuelas, pero que si sale mal podría quedarse en silla de ruedas.

La noticia me destrozo en un segundo, mi alma acababa de recibir un golpe tremendo, sin mediar palabra me abrace a Thomas y lo apreté con tanta fuerza como pude, aquello no podía ser real, no podía estar pasando.

Los días venideros fueron terribles, pero hoy puedo escribir estas líneas con total tranquilidad ya que todo fue bien, y hoy en día el pequeño James casi ni se acuerda de ese trágico episodio de su vida, pero si algo puedo sacar de esta lección que me dio la vida es lo siguiente:

Siempre que necesitéis apoyaros en vuestros amigos hacedlo sin dudar un instante, pues a vosotros os ayudara y los que están a vuestro alrededor estarán mas tranquilos viendo que lleváis la carga juntos, recuerdo lo mal que lo pase cuando vi a Thomas así de hundido y no sabía el porqué.


Por:Miguel Gonzalez Quiros.

5 comentarios:

elena dijo...

joer que triste, pero bonito a la vez!!! la historia es tuya? xq está muy bien

a dijo...

PADRINO NO TE NEFADES CONMIGO!!!

miguel dijo...

Si por supuesto Elena, todos los relatos que publico son mios.

No me enfado Angeles!!

elena dijo...

ah pues enhorabuena!!! es genial!!!

Gnomas Sister dijo...

Buena historia,los amigos siempre te suelen dar consejos cuando estes algo triste y te ayudan bastante la verdad.
Un saludo!